lunes, 2 de febrero de 2015

Coso 105: Alambrecito Interno de Estrellita Consumida



Como bien sabemos, no es bueno que nuestros niños pierdan un brazo o un ojo mediante el incorrecto uso de la pirotecnia; por eso debemos entrenarlos en su utilización de a poco, para que si alguna vez pierden un brazo o un ojo sea por su propia culpa. Los primeros pasos en este subnormal Arte para imbéciles pueden darse gracias al artilugio conocido como “Estrellita”: Una vara metálica cubierta de pólvora encendida, que los pequeños blanden disparando chispas y virutas metálicas al rojo, mientras tientan a la ceguera o la desfiguración. El 1º de enero podemos ver cómo los cadáveres semi-calcinados de este artefacto se juntan en los rincones de los patios o los resquicios de las baldosas de las plazas, aportando su granito de arena (junto a botellas rotas, corchos y ebrios) a la mugre post-fin de año.

Coso 104: Espoleta de Bola de Árbol de Navidad



Muchas veces –especialmente cuando se trata de bolas navideñas de mala calidad- y a la manera de frutos maduros, éstas se desprenden de nuestros árboles de Navidad, caen al piso, el gato juguetea con ellas, tal vez ruedan debajo de un mueble y no volvemos a verlas. Permanecen sin embargo, atornilladas a las ramas como el exoesqueleto de una garrapata, esta suerte de espoletas de granada con las que engrampamos la bola al árbol. Pasadas las fiestas, los usuarios más desaprensivos y pasotas ni siquiera se molestan en limpiar el árbol de estos despojos, con lo cual año a año la noble conífera made in China va acumulando espoletas, en sus extremidades tal como la ballena se va cubriendo de callosidades, o colecciona cicatrices el forajido; ¡Marcas de experiencia que demuestran que el árbol ha chupado el tuétano de la Vida!